FERNANDO LIMBERGER




Brasileño.

Nació en Santa Cruz do Sul.

Vive y trabaja en Sao Paulo.

La obra de Fernando Limberger es uno de esos trabajos de ardua catalogación para un crítico de arte. No son instalaciones, ya que no se realizan en galerías de arte, ni intervenciones, porque su objetivo es integrarse en la cotidianeidad. Si ignoráramos su evidente voluntad artística, Limberger podría ser un paisajista, un diseñador de jardines, de conjuntos vegetales, de paisajes. Altera espacios públicos a través de modificaciones (cambiar el color de la arena, introducir pequeños objetos) que cumplen una función de aviso, que llaman la atención sobre lugares que normalmente pasarían desapercibidos. El resultado es algo parecido a un juego, una especie de metamorfosis en la que lo insólito y lo natural se funden para recordar que cualquier elemento, cualquier espacio es mejorable a través del arte.




Fernando Limberger ha participado en distintos proyectos consistentes en la alteración de espacios públicos, algunos tan significativos como Arte Construtora, en Sao Paulo, o Um Jardim para o Jardim Miriam. Es responsable de algunos de los rincones más interesantes de las grandes urbes brasileñas y, ahora, prepara dos nuevos proyectos.

El primero es un proyecto temporal en el Centro Cultural Sao Paulo, espacio público mantenido por el Estado, que tiene un jardín interior abierto en medio del edificio, con árboles y arbustos crecidos. Este jardín fue hecho a partir de los patios de las casas que existían allí antes de la construcción del Centro Cultural. Estos patios fueron mantenidos y remodelados con plantas, formando un conjunto de densa vegetación que, por su oscuridad, parece una mata tropical. En este espacio de 33m2, Fernando colocará una capa de arena amarilla-dorada, contando con que la vegetación crezca a partir de esa superficie amarilla, y aportando algo de luminosidad al jardín. Este trabajo se llamará Verde Amarelo, en referencia a los colores de la bandera brasileña, y permanecerá durante un año.



Además, actualmente esta involucrado en un proyecto permanente, en un espacio privado, en colaboración con Héctor Zamora, artista mexicano radicado también en Sao Paulo. Se trata de un trabajo de transformación de una residencia en espacios múltiples para alquiler. El proyecto arquitectónico fue desarrollado por Hector, y Fernando Limberger está creando los espacios comunes, los jardines de convivencia. El proyecto consiste en una serie de estructuras poco convencionales para la plantación y crecimiento de las especies escogidas.


CUESTIONARIO

¿Por qué empleas el jardín y el paisaje como motivos en tu obra artística?

La naturaleza y el paisaje siempre fueron los asuntos principales de mi trabajo. Inicialmente llevaba a cabo trabajos que se referían a estas situaciones, a través de la construcción de esculturas, pinturas, dibujos y objetos que podían representar un árbol, un río, un cielo, un paisaje o cualquier otra forma fuertemente ligada a la naturaleza. Más tarde, pasé a hacer instalaciones, los motivos eran los mismos, paisaje natural y paisaje construido por el hombre. En los últimos quince años pasé a intervenir directamente sobre ese paisaje, urbano o rural, creando situaciones de extrañamiento para esos lugares. Mi intención es volver esos lugares más visibles, a través de la colocación de elementos ordinarios y extraños a la vez. También me interesa que esas acciones susciten algún tipo de reflexión acerca de los lugares escogidos.

En tu obra, ¿cuál es la relación entre arte y urbanismo? ¿Haces arte para las galerías o para las personas?


Mi trabajo se realiza a través del contacto directo con las personas, y por eso prefiero trabajar en lugares sin el filtro que impone una institución o galería, aunque no sean un elemento restrictivo. Escojo los lugares por sus propias características, que tienen relación con el aspecto visual que encuentro, y que muchas veces proceden de su historia. Intento, siempre que sea posible, colocarlos en zonas de circulación de personas, para que la aproximación del público se dé de manera espontánea, sin la formalidad de un espacio expositivo.

¿Cuál es el sentido de introducir objetos en la naturaleza?
Quiero, con la introducción de elementos en el paisaje, motivar a las personas a observar esos lugares que son, en cierta forma, cotidianos, y hacerlas ver otras formas de aproximarse y hacer uso de lugares que, muchas veces, a pesar de ser familiares, pasan desapercibidos.



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